VOLAR

Jamás,
jamás he envidiado nada ni a nadie.
Ahora,
si hay algo que pueda envidiar,
es la libertad de las aves
y su capacidad para el vuelo.

¡VOLAR!.
Envidio su volar por no poder yo hacerlo,
y velozmente recorrer la distancia material
que nos separa,
pudiendo unir por fin,
con ese fuerte abrazo tan esperado y deseado,
al unísono de nuestros cuerpos,
nuestros espíritus ya tan cercanos.

¡LIBERTAD!
Envidio esa libertad que tienen,
únicamente para poderla así perder
en esa hermosa prisión,
que para mí serán tus brazos,
esperando,
que como barrotes de jaula dorada,
me impidan para siempre
remontar el vuelo nuevamente.



 

© J.E.C.L.