TE BURLASTE DE UN TE QUIERO

Sabes que, ¡Te quiero!

me cuesta mucho decirlo.

Mas, cuando lo hago,

es porque lo siento de vero.

Sin embargo tú,

muchas veces me lo has dicho,

antes de que yo

me decidiera a hacerlo.

Me llegaste a preguntar

en muchas ocasiones,

que era lo que yo por ti sentía.

¡No estabas segura de mis intenciones!

Siempre contesté con evasivas.

Y tal vez, mis sentimientos no demostraba,

ya que con nadie tener deseaba,

ninguna clase de relación emotiva.

 

Te presentaste ante mí

primero como Isabel.

Dos días después con otro nombre.

Y en ninguna de esas dos ocasiones te creí.

Vi la mentira reflejada en tus ojos

Y tentado estuve de comportarme contigo,

como casi todo el mundo

lo había hecho conmigo.

Sin embargo, fui sincero en todo,

mostrándome ante ti

de la única forma que sé hacerlo.

¡Siendo yo mismo!.

Ya estaba harto

de soportar en silencio

todas las mentiras y engaños

de las que, anteriormente, había sido objeto.

A pesar de esas y otras pequeñas mentiras,

desde el primer día como persona te respeté.

Y como siempre he hecho,

una vez más,

sin pensar en mí mismo

o en mi propia satisfacción,

pensé en ti y en tus deseos.

¡Quizás eso, fue uno de mis errores!.

 

Fuiste tú quien vino a mí,

y amantes fuimos con desenfreno,

hasta que lograste de mí oír

aquel nefasto ¡Te quiero!.

 

En la puerta de una ermita,

y como testigo el estrellado cielo,

¡me juraste amor eterno!.

Tú como lozana rosa.

Yo siendo clavel añejo.

Por fin conseguiste así,

allí , aquel mi primer ¡Te quiero!.

Y creyendo tú que ingenuo fui,

me entregué a ti

en cuerpo y alma por entero.

Con tus dos supuestos nombres

te amé. Te amé con el cuerpo.

Pero ya había descubierto en ti el verdadero.

A ése, por su forma distinta de ser,

es al que iba dirigido el ¡Te quiero!.

 

Empezaron pronto tus dudas.

Introdujiste en mi mente los miedos.

Miedos por el daño que podría yo hacerte,

y el daño, me lo has causado tú primero.

 

¡Tengo mucho miedo

y tenemos que dejar de amarnos!

¡Debemos ser tan sólo amigos!.

¡La edad separa nuestros caminos,

y por el bien de los dos, hemos de dejarlo!.

Esas fueron tus palabras

pronunciadas inconscientemente,

ya que tu mirada me decía

muchas cosas diferentes.

Y acepté tu decisión.

Y te dije muy sincero.

 

¿Miedo?

Más he tenido yo.

Y sigo teniéndolo.

Pero en la vida hay que luchar contra él

¡Y vencerlo!

Yo te he hallado a ti.

Y tú me has encontrado.

¡Ninguno de los dos nos hemos buscado!.

Tenemos en nuestro interior mucho amor

para mutuamente entregarnos.

¡Hagámoslo, y no lo desperdiciemos!.

 

¿La edad?

Simplemente es el paso del tiempo.

Y no hay duda que, para todos, pasa por igual.

 

¿Amigos?

¡Ya lo somos!. ¿No?

Pero…¿Tan sólo amigos

y dejar de amarnos?.

¿Cuánto podrías aguantar

el estar hablando amigablemente conmigo

y tener el deseo de acariciarme una mano,

o tal vez, sentirte estrechada contra mi cuerpo

y tenerme fuertemente abrazado?.

¿Crees que podrías aguantar

el desear besarme y no poder hacerlo?

Todo lo he podido ver reflejado en ti,

así como los grandes esfuerzos

que tendrías que hacer para contenerlo.

¡Y para mí!

El no poder sentir entre mis manos

la suavidad de las tuyas por un momento.

Acariciarte simplemente el pelo.

O darte un beso robado.

¡Va a ser todo un tormento!

¿Cómo vamos a hacer todo eso

siendo amigos tan sólo?

¡Ya estoy cansado de reprimir

y ocultar mis sentimientos!

 

¿Por el bien de los dos?

¡No me vuelvas a decir jamás eso!

Por el mío, ya sabes que no.

Y si por el tuyo es,

porque quieres encontrar

lo que parece ser andas buscando,

aunque una quimera sea.

Soy el primero que,

con tal de verte feliz,

si en verdad lo encuentras.

¡Adelante!

Me apartaré de ti

con todos mis sentimientos

que puedan afectarte.

¡Es mejor ser sólo amigos

que, contigo,

tenerlo todo perdido!.

 

Tal vez ni me escuchaste,

y de mí te alejaste.

Fuiste a tu propio encuentro

en busca de tu Quimera,

sin querer ver que lo tenías

en la palma de tu mano de veras.

Ya lo habías encontrado…

Y ahora que lo has pensado,

a mí deseas volver.

Y yo tan sólo decir puedo

que únicamente te he de querer.

Te he de querer como amiga.

Que de otra manera no puedo.

Me has hecho mucho padecer,

y si volviera a pasar, me muero.

 

Sé que un nuevo giro en mi vida habrá,

y que a alguien más conoceré,

que su amor me entregará,

y a él con todo mi ser me daré.

A ti, no te podré olvidar,

ya que has sido mi primer ¡Te quiero!.

Quizás con toda mi alma te siga amando.

Puede ser que nunca deje de hacerlo.

¡Ya ves!.

¡Digo amando y no queriendo!.

Seremos sólo amigos.

Nos seguiremos viendo.

Pero si a mí te acercas,

con tus caricias ofreciendo

el amor que de mí has ido perdiendo.

Simplemente te diré,

aunque sienta que interiormente

me muero con ello.

Tan sólo… ¡Adiós!.

Y aún así.

¡siempre contigo estaré!

 

En estos interminables días que a mi lado no has estado, fui muchas veces a solas desde el primero al último de los lugares donde tan felices y gratos momentos pasamos.

Mas, por muchas veces que lo he intentado, y a pesar de que aquél fue el momento más feliz para mí, me ha sido imposible llegar hasta la ermita. Siempre ha habido algo en mi interior que me lo ha impedido.

¿Sabes tú por qué?.

 

 

© J.E.C.L.           9-6-2003