SOLO EN LA MADRUGADA

No estabas conmigo en la madrugada

y aunque confiadamente en ti confío,

empiezo ya a sentir tremendo frío

al faltarme tu presencia anhelada.

 

Los celos me acechan en forma helada

atacando mi mente con más brío,

haciéndome sufrir tal desvarío,

que pienso que para ti, no soy nada.

 

No me dejes así sin más consuelo

que el pensamiento de haberte tenido

y el aroma dejado de tu celo.

 

Que en esta noche lo que yo he vivido

había colmado todo mi anhelo

haciéndome olvidar lo que he sufrido.

 

© J.E.C.L. 18-2-2007

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