PORQUE DUELE

Ahora

sabes bien

que, como un aprendiz,

siendo un árbol solitario

aposté por ti.

¡Y me quedó grande tu amor!

 

Sin poderte despedir,

fui a refugiarme

en las llamas de mi hoguera

con otra piel.

Y me quedé sin caminos que recorrer.

 

Hoy desperté

y no me extraña nada

que, al oír el poema de mi corazón

sigas enamorada.

Hazme recordar los días que fueron.

¡Devuélveme la vida

con tu amor de hielo y sal!

Y desde donde quiera que estés,

regresa a mis brazos frágiles.

 

¡Háblame!

Y como un ángel,

o como malvada hechicera

ven a pervertirme

como cada noche hacías,

para poder resucitar en un abrazo.

Entrégate a mí, toda,

y dejaré de ser ese caminante nocturno

a través de la distancia.

Y si tú me dejas,

como algo inevitable

¡Lucharé!

¡Te amaré, te odiaré!

Y olvidaré la ley de los hombres.

 

© J.E.C.L. 17-5-2005