Grandes espacios abiertos

con aromas de eucaliptos y almendros.

Alamedas de castaños y dulces cedros

y con jardines muy bien cuidados.

Arco iris de un sin fin de flores

donde seres humanos son confinados.

En las luces de sus tinieblas

viven por siempre atrapados,

con sus mundos de fantasía

de sus intranquilas mentes creados.

Se pasean por sus paraísos

con andares de sonámbulos.

Por sus propios males, cautivos,

y cargados de estupefacientes,

que anulan sus mentes sin remedio

alimentando sus almas enajenadas.

Día a día en sus memorias se va implantando

el transcurso de unas vidas vacías,

de las que, por siempre, serán esclavos.

Afuera de esos recintos

con barreras y muros elevados

que, por otros humanos son levantados,

un mundo paralelo sigue su curso

no tan distinto y con idéntica suerte

donde por los sí mismo llamados cuerdos,

dementes aquellos son llamados,

sin pensar que la verdadera locura

la llevan ellos en sus manos

y que, por su real mundo sin fantasías,

con esas manos van viajando.

¿Dónde la verdadera locura se esconde?

¿A dónde va nuestra mente

cuando ya no está en ninguna parte?

¿En esos marginados jardines floridos,

o agazapada en nuestras propias vidas

desde el mismo día en que nacemos,

por vivir en este real mundo

que con nuestras estúpidas posturas

nosotros mismos estamos destruyendo?

Que triste puede llegar a ser la vida

sin poseer una parte de locura.

Aunque ya muchos buscando la anden,

yo me sigo preguntando

¿cuál de los dos mundos,

es el más alucinante?

© J.E.C.L.   17-9-2004