LAS LÁGRIMAS DE SAN JUAN

Dedicado con mucho cariño a mi queridísimo amigo bilbaíno Xavier. Poema Fábula realizado por mí, el día de San Juan, basado en una idea que él me facilitó.

Con calores adelantados de estío,

un fuego raudo por el monte se extendió.

Matorrales secos destruía con ímpetu bravío.

Y matas, espinos y árboles extinguió.

 

Siempre adelante en su destrucción

hasta el valle se deslizó,

encontrándose en su camino

un arbusto de retama, con una sola y bella flor,

que de él, o quizá de ella,

incomprensiblemente se enamoró.

 

Indeciso el fuego, su trayectoria frenó,

y al arbusto con tristeza le habló:

 

¡Sin ti yo me apago!

¡Se desvanece mi luz y se muere mi calor!

Si de ti no me alimento mi llama se agota.

Y si ésta se apaga, se hiela su lengua.

¡Y si ella se hiela! ¿Cómo te abrazo yo?

 

El arbusto sin contener su emoción,

al fuego le respondió:

 

¡Es tan mortal tu abrazo,

que en cenizas me vas a convertir!

Y acabando yo en cenizas,

tu lengua también empezará a morir.

¡No habrá un después para ninguno de los dos!

 

Viendo San Juan la escena.

Llegando a sus oídos tal conversación,

al pronto se conmovió.

Y tanto lloró de dolor,

que de un río cercano, sus aguas desbordó.

Al arbusto sus raíces inundó y lamió

y en su camino lo arrastró,

no sin antes que al fuego apagó.

 

¡Mientras fuego y arbusto dialogaban,

la muerte, sin sabor, llegó para los dos,

por no querer entregarse antes, por un instante,

a la cruenta pasión del amor!

 

© J.E.C.L.