WEST SIDE STORY

No sé muy bien a quien dirigir exactamente esta carta, ya que fuisteis todo el conjunto los que, y durante décadas, me habéis hecho y seguís haciéndome soñar, cada vez que visiono esos 151 minutos insuperables de tu metraje, cosa que suelo hacer muy a menudo, descubriendo una y otra vez que, con el paso de los años, sigues manteniendo tu frescura y calidad artística, cualidades de las grandes obras maestras.

Y es lo que eres. De una historia por todos bien conocida como es Romeo y Julieta, puesta en manos de los guionistas Arthur Laurents y Ernest Lehman, que trasladaron la trama al oeste de la ciudad de Nueva York, y tras unos años de preparación por un Robert Wise pletórico de inspiración, acrecentada por la colaboración en la dirección y gran maestría para la coreografía de Jerome Robbins, viste la luz en las pantallas, con todos los honores, en 1.961, y fuimos muchos los que desde entonces, disfrutamos de tu hermosa banda sonora llevada a cabo por el prestigioso Leonard Bernstein y el equipo formado por Irwin Kostal, Saul Chaplin, Sid Ramón y Johnny Green, desconocidos para la mayoría, pero que dejaron su granito de arena para tu engrandecimiento.

   ¿Y qué decirte del plantel de actores elegidos?. Empezaré por Russ Tamblyn, que, a pesar de su presencia en muchas películas, seguía siendo recordado por ser el hermano menor en aquella, como tú, también inolvidable SIETE NOVIAS PARA SIETE HERMANOS. Y contigo, supo dar la talla con sus bailes, hasta su muerte, como amigo inseparable del protagonista. Un Richard Beymer que, a pesar de ser primerizo e inexpresivo, se supo ganar el puesto de Tony, y ya es imposible imaginarse a otro que no sea él, el enamorado de María, la deliciosa Natalie Wood, de la que nos enamoramos, si no todos, la gran mayoría de adolescentes de la época. Toda una experta del cine, ya que empezó en él a los cinco años y nos encandiló con tan sólo ocho en aquel MAÑANA ES VIVIR y DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE. Por tu causa fue considerada la novia de América. Yo iría más lejos en esa apreciación y diría que fue la novia del Mundo. ¿Quién no deseó tener una novia como ella viéndola con su vaporoso vestido blanco en el baile del gimnasio, o simulando una boda en el taller de costura bailando y cantando I Feel Pretty, o quizá viéndola abrazada como Julieta a su Romeo en la escalera de incendios? Y como no, en tu escena final, pistola en mano, defendiendo el cuerpo inerte de su amado. Como inocente hermana de un beligerante Bernardo excelentemente interpretado por un novato actor, que no bailarín, como George Chakiris que nos arrastra trepidantemente por las mugrientas calles de los barrios bajos de Nueva York y presume de una exuberante novia llamada Anita, magistral Rita Moreno que nos hizo y nos sigue haciendo vibrar, con los vuelos de su vestido e insinuantes movimientos en su América. Y el resto de actores y bailarines, todos ellos en su lugar, haciéndote llegar a lo más alto. A la cima del arte cinematográfico

Por todo lo que me haces disfrutar cada vez que te vuelvo a  ver,  como lo hiciste la primera vez hace ya casi 40 años, es a ti, mi querida WEST SIDE STORY, poseedora de los diez Oscar que en su momento te concedieron, a quien me dirijo con toda mi admiración y agradecimiento, para otorgarte mi particular y más que merecido Oscar Honorífico.

Por siempre junto a mí. Tu admirador anónimo.       

 

© J.E.C.L. 24-11-2003

 

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