LA PROHIBICIÓN

En un país en el que se dice que se rige por una democracia plena desde hace ya como 30 años. Es un decir, claro, por los sinvergüenzas que lo manejan y se benefician de ello bajo el apoyo y escudo de que, según ellos, han sido elegidos en votaciones libres para representar la opinión de todo el pueblo. La realidad por todo el mundo es bien sabida aunque todavía hay muchos que parecen que están ciegos sobre ella, pues aparte de la forma legal o ilegal que llegan estos representantes, es muy notable ver las peleas de unos y otros por conseguir puestos más relevantes a fin de poder apoderarse del mayor trozo del pastel, y lo que menos les importa es la opinión del pueblo que, para eso, ya tienen ellos la suya.

No es que me esté desviando del tema de la prohibición, pero en esta democracia, al menos eso se dice, se comenta y se rumorea, lo único que se ve son los mismos perros de siempre o sus camadas, con diferentes collares. Perros (con perdón para estos maravillosos animales de cuatro patas siempre mucho mejores que los de dos) que no paran de ladrar para que todo un pueblo en su ignorancia o buen pensar, que todo puede ser, les llenen cada vez más sus ya bien repletos estómagos.

Tenemos una democracia donde existe una monarquía, eso sí parlamentaria, al menos creo que se le llama así. ¡Viva la democracia! Todo el mundo tiene su derecho, y no nos podemos quejar porque es una monarquía de las buenas, no como otras que me sé hay en Europa y otros confines terráqueos, que siguen estancadas en el siglo olvidado del derecho de pernada. Tenemos una monarquía de las que quiere el pueblo a pesar de la infinidad de títulos nobiliarios como condes, duques, marqueses etc. etc. que sigue otorgando a zánganos, vividores y otras especies de parásitos que, si estamos en democracia no tienen razón de existir porque se supone que todos somos iguales, pero claro, tenemos una democracia tan especial y plena, que lo permite todo y están ahí para ser mantenidos con pagas y subvenciones de toda clase, ya sean nacionales o comunitarias, a sus propiedades como fincas y edificios declarados monumentos, a grandes extensiones de tierras cuya única función, aparte del lucrativo es para la diversión de partidas de caza, y tantas y tantas otras cosas llamadas negocios que son muy lucrativos gracias a sus capacidades intelectuales y el nivel enorme de trabajo al que se ven sometidos cuando el tiempo que dedican a sus diversiones se lo permite.

Una democracia donde en tantos años, gracias al beneplácito de todo el pueblo porque sus representantes así lo dicen, se ha puesto en marcha una serie de leyes para el bien de la sociedad. Como por ejemplo el de la expropiación para bienes de la comunidad. Y así es, se ha expropiado y se sigue expropiando, porque los Ayuntamientos democráticos han sabido entender a la perfección tan magnífica ley, a un sin fin de ancianos y modestas familias que lo único que creían poseer era su vivienda de toda la vida, siendo los primeros recluidos en vete a saber, donde han acabado sus días con desesperación y tristeza. A los segundos, las familias, se les facilita la cuestión dándoles la posibilidad de optar por una nueva vivienda construida en terrenos de expropiaciones anteriores y por constructoras creadas presumiblemente vinculadas a altos cargos representativos del pueblo, pero claro, eso es casi imposible de demostrar que para eso está la interpretación de las leyes y sus fantasmas. Pero eso sí, esos ancianos quizá no, pero todo un pueblo disfruta de una autopista que ha de ir pagando aunque esté más que amortizada o quizá también de moles de edificios de varias plantas que las constructoras pertenecientes a esos elegidos ponen a la venta hipotecando la vida de muchas familias por el resto de sus días.

Una prueba más de sana democracia, la hemos tenido recientemente cuando a raíz del desgraciado suceso de destrucción de las dos torres de Nueva York, de dudosa autoría, el omnipotente Bush hizo bajar los pantalones a cierto presidente bigotudo a lo Hitler, y éste, no sólo se pasó por sus innombrables bajos, y debido según sus manifestaciones verbales a que su partido poseía mayoría absoluta en las cámaras, la opinión si no de todo el pueblo, al menos del 98% del mismo que se manifestó e hizo sonar, durante más de una semana y de noche a una hora estipulada, infinidad de rústicos instrumentos musicales como ollas, cazuelas, potes, etc.etc. en señal de protesta. Poco después se pasaba también por el mismo sitio las indicaciones de una organización a nivel mundial como la O.N.U, que hace pensar en el por qué de su existencia, ya que fuimos arrastrados a una guerra ignominiosa, aberrante, sin sentido y claramente promovida por intereses económicos de ciertos personajes.

Bueno, en realidad quería hablar de la prohibición, y más concretamente sobre esta última del consumo de tabaco, pero he querido dejar una pequeña muestra de lo que puede ser una democracia bien entendida. Es gratificante ver que estamos alcanzando el nivel de democracia que quieren imponer los yankees en todo el mundo. Esa potencia única ya. Ese pueblo iluminado y elegido donde se dan cita todas las libertades a pesar de ser donde más censura impera, donde más absurdas prohibiciones existen y donde, descaradamente hay, eso sí encubierta, la mayor dictadura habida y por haber donde lo que menos importa es el ser humano. Por eso aquí hay que seguir el ejemplo, prohibir que eso es sinónimo de democracia. Y se ha prohibido ahora el poder fumar. Eso sí, en según que sitios. Una ley que se ha puesto en marcha no mucho tiempo después de que tomara la andadura otra ley que aprobaba el consumo de según que drogas. Ley que claro, había que hacer porque beneficiaba mucho a todo el pueblo, sobre todo a la clase más pudiente que presuntamente es la más aficionada, y con ella, se veía libre de penas y vergüenzas.

Tal como se ha elaborado esta ley del tabaco ¿va a quedar algún lugar donde se pueda fumar tranquila y libremente? ¿Tendrán las casas particulares que solicitar o hacerse el rotulito de “aquí se puede fumar” y tenerlo bien visible para no ser demandados por la visita imprevista o por las empleadas de hogar, quien las tenga?.

¡Concienciación, no prohibición!. Que el fumar es perjudicial para la salud y mata lentamente, es algo que sabemos todos los que somos fumadores, como sabemos también que eso es lo que menos les importa a los que dirigen el cotarro, porque de no ser así, ¿por qué sigue teniendo Tabacalera el monopolio del tabaco?. Particularmente digo que, si el fumar mata lentamente,  yo no tengo mucha prisa por morir, y que más rápidamente nos está matando el respirar día a día el aire contaminado por los humos que dejan las chimeneas de fábricas la mayoría de ellas estatales, y como no, la gran cantidad de coches que circulan, por no decir también las centrales nucleares, los pozos petrolíferos, las armas empleadas en estúpidas guerras, los ensayos continuos de explosiones atómicas, etc.etc.

¡Concienciación, no prohibición! En una democracia tendríamos que tener al menos la libertad para elegir nuestra propia forma de actuar. La mayoría de fumadores, lo digo por lo que he visto a lo largo de mi vida, y por mi mismo, no ha fumado en hospitales, sitios cerrados como comercios, autobuses, metro etc. etc, y si alguna vez lo ha hecho en el compartimiento del tren, primero se preguntaba al resto de pasajeros si les podía molestar el humo, y si había tan sólo una persona que dijera sí, se salía al pasillo y se fumaba fuera con la ventanilla abierta. En fin, hasta la buena educación se pierde con la democracia por lo visto.

Bueno, ya hablaré otro día sobre la prohibición del tabaco pues el humo, me ha debido afectar las neuronas y ya me he perdido, pero quiero acabar diciendo algo a los señores y señoras representantes de todo un pueblo democrático:

Señores leguleyos, hagamos las cosas para que se nos quite de encima esa etiqueta de que España es el país de las chapuzas. En una democracia hay que concienciar, jamás prohibir.

© José E. Cano López  11-1-2006