CHRISTOPHER REEVES

Apreciado Christopher Reeves:
    No pudiste empezar con mejor pie en el mundo de la farándula, ya que, con poco más de  veinte años, y después de algunos estudios de arte dramático y pasos por las tablas, fuiste tomado de la mano, nada más y nada menos, que por la gran dama del cine y el teatro que fue Catherine Hepburg, con la que compartiste escenario.
   Sin dejar el teatro, empezaste a orientar tu caminar hacia el cine y la televisión donde, en ésta, fuiste el perfecto malvado, entregándote capítulo a capítulo en EL AMOR DE LA VIDA, y ya con 24 años apareciste en la gran pantalla junto a Charlton Heston y David Carradine, dando a todo el mundo la ALERTA ROJA.
   Seguramente no fue por casualidad que fuiste elegido por esas fechas para enfundarte en aquellas mallas azules que, junto con la capa roja hicieron de ti todo un perfecto SUPERMÁN, que hizo recordar con cariño, a los adultos, las aventuras del héroe del cómic por excelencia, y despertó en los niños sus fantasías. Fueron cuatro veces las que emprendiste el vuelo en la imaginación de todos. La segunda ocasión con mejor fortuna que en la primera, pero a pesar que las otras dos no obtuvieron los resultados esperados, se ha de reconocer que no fue por tu culpa, ya que tú encarnabas a la perfección el personaje, por eso, buscaste tu puesto EN ALGÚN LUGAR DEL TIEMPO, sin caer en ninguna TRAMPA MORTAL porque inmediatamente fuiste reclamado por LAS BOSTONIANAS para realizar una de tus interpretaciones más recordadas y aclamadas. Volviste a recorrer los cielos cinematográficos siendo EL AVIADOR, llegando de nuevo a todas partes como EL REPORTERO DE LA CALLE 42, y todo ello sin tener ninguna clase de INTERFERENCIAS para poder ser, con inusual compostura todo un MONSEÑOR, que supo poner en su sitio a todo el mundo, exclamando efusivamente ¡QUÉ RUINA DE FUNCIÓN! para después, con peculiar maestría, acabar con todo EL PUEBLO DE LOS MALDITOS.
  Tu amor a los caballos y tu afición, te llevó a aquel trágico accidente que te ha tenido durante nueve años atado a una silla de ruedas completamente imposibilitado de cuerpo, pero no de mente, cosa que has sabido llevar con valentía y sin caer en la desesperación. Has seguido trabajando en lo tuyo, ya sea dirigiendo o haciendo apariciones esporádicas en algunas películas y series de televisión, e incluso has llegado a asomarte de nuevo por LA VENTANA INDISCRETA.
    Ahora, el pasado domingo 10 de Octubre, cambiaste tu capa roja por dos alas blancas, que tan merecidamente te has ganado, para poder efectuar tu último vuelo, que te ha llevado mucho más allá de las estrellas. Nos has dejado un hermoso legado, no tan sólo a lo referido cinematográficamente hablando, sino como gran ser humano que nos ha dado a todo el mundo una lección de humildad, coraje y dignidad que jamás podremos olvidar.
Por siempre en mi recuerdo, tu admirador anónimo.
2 de noviembre de 2004
© J.E.C.L.