CORAZÓN ENAJENADO

Escucho  el cantar de tu amor

en mis noches de pesares,

como entre verdes pinares

silba el viento más turbador.

 

Con el blanco de jazmines

de pasión rojo encendido,

estoy por ti aquí recluido

con pensamientos febriles.

 

A nada se puede igualar

todo tu amor que ilumina

con luz propia y blanquecina

tu intensidad para yo amar.

 

Aunque tu voz  apagada

llegue a mí difuminada,

y la luz de tu mirada

fuera estela imaginada.

 

Serán el fuego abrasador

que mi espíritu engrandece

como toda flor florece

con rocío benefactor.

 

Aunque tus manos distantes

sobre mi pecho dormidas,

fueran palomas nacidas

con trinos enajenantes.

 

Serán música celestial

que pongan el ritmo y color,

en mi mundo sin más fulgor,

siendo cautivo corporal.

 

Así voy perdida razón,

y aquí estoy solo, postrado

siendo yo el enajenado

por culpa de mi corazón.

 

© J.E.C.L. 17-2-2007