COMO EL AVE FÉNIX

Han sido tantas las veces

que se me ha roto la vida,

que con cada nueva aurora,

inventarme intento otro día.

Pero tan sólo consigo

que se repita la misma historia,

manteniéndose idéntica rutina

siempre marchando hacia adelante.

Y esperando.

Y rogando para que el día no acabe.

Implorando que no llegue la noche.

Esa noche oscura y traidora.

Esa ingrata noche, que es cómplice

de antiguas alegrías.

 

Veo llegada la hora

de ser como el ave Fénix,

y renacer de mis propias cenizas.

Como en un parto rehacerme a mí mismo,

desgarrándome interiormente

volviendo a nacer de nuevo.

Siendo mucho más frágil,

completamente inocente.

Pero al mismo tiempo,

mucho más perverso,

completamente fortalecido.

Con cada una de mis caídas,

lo he ido todo aprendiendo.

Eso es algo que no olvido.

He ido atesorando recuerdos

de todos los que se han ido

y que, por mi vida han ido pasando

como parte importante en mi camino.

Todos aquellos que,

andando con otros pasos,

y…con otro destino,

han coincidido conmigo.

Es la fuerza que me da esos momentos vividos,

la que, apretando fuertemente los dientes,

hacen parirme a mí mismo.

 

 

© J.E.C.L.  1-5-2003